Actualmente vivimos en un mundo con grandes progresos científicos, sociales y tecnológicos. Por ello, es necesario entender la mayor cantidad de información posible en un corto tiempo. Además, la mayor parte de toda esta información se adquiere mediante la lectura, de allí la necesidad de mejorar la velocidad lectora.
Se puede señalar que la lectura es considerada una de las formas más económicas y rápidas de comunicación. Ya que dobla en velocidad al lenguaje hablado. Esto quiere decir que se obtendrá más información en menor tiempo leyendo una exposición que escuchando al expositor.
Por otra parte, se entiende que la comprensión es el aspecto más importante de la lectura. Pero, no necesariamente el lector lento comprende mejor que el rápido. Esto depende del conocimiento que se tenga del tema, de la riqueza de vocabulario y de la concentración.
Ahora bien, no todas las personas tienen la misma velocidad lectora, esto depende de diferentes factores que pueden ser corregidos o mejorados. Por eso, en este artículo se expondrán las deficiencias más comunes que entorpecen la lectura rápida, sus causas y técnicas para corregirlas.
Para comenzar, es importante mencionar que la velocidad lectora se mide en función del número de palabras que una persona puede leer en un minuto (ppm). A un estudiante universitario se le exige, como mínimo, ser un buen lector si quiere tener éxito en sus estudios.
En este sentido, el promedio es leer de 200 a 240 ppm con un 60% de comprensión. El buen lector alcanza las 400 ppm y comprende el 80% de la lectura y el excelente puede leer hasta 1000 ppm siendo su comprensión del 85%.
Por consiguiente, es necesario determinar cuáles son las causas que están impidiendo el desarrollo veloz de la lectura comprensiva y darle el correctivo necesario, a continuación se muestran.
Se describe como el seguimiento de cada línea del texto, moviendo la cabeza de izquierda a derecha y viceversa. Así como los espectadores de un partido de tenis.
Con la finalidad de comprobar que este es un movimiento muscular innecesario para leer, se puede realizar el siguiente ejercicio: extiende los brazos hacia adelante y luego sepáralos hacia los lados, observa que aunque veas al frente tus manos todavía son visibles.
Con el ejercicio anterior, se comprobó lo amplio que es nuestro campo visual y que no requiere de ningún tipo de ayuda. Si se tiene este mal hábito, a continuación se explican sus causas y cómo corregirlo.
En este caso el lector señala, con el dedo o un objeto, cada palabra mientras las recorre con la vista. Al realizar este hábito, se vincula la velocidad de la lectura al movimiento de la mano y, por ende, disminuye significativamente su rapidez.
Además, no permite la concentración, ya que el movimiento de la mano se convierte en un distractor. Por eso, la necesidad de averiguar sus causas y cómo corregirlas, entre ellas se tienen:
Con la finalidad de corregir el uso del dedo u otro objeto para señalar, debe sujetarse el libro con ambas manos. También, puede pedir que le llamen la atención cuando repita el hábito inconscientemente.
La fijación visual es cuando la vista se detiene en una palabra en lugar de abarcar la frase completa. Esto hace que se pierda velocidad en la lectura al leer palabra por palabra.
Lo anterior se explica porque existen dos tipos de visión: central y periférica. Con la visión central solo se puede ver un objeto, en este caso solo 2 palabras y tiene una amplitud de 3°. En cambio, con la periférica se pueden ver varios objetos o palabras a la vez, porque tiene una amplitud de 180°.
Entre las causas que provocan este hábito, se tiene la falta de desarrollo de la visión periférica, inseguridad al leer y el hábito de leer palabra por palabra adquirido en la niñez.
En cuanto a la vocalización es cuando el lector repite audiblemente cada palabra del texto. También, cuando se reprime la voz, pero se mueven los labios y la lengua o cuando vibran las cuerdas vocales aunque no se escuche la voz del que lee.
Cabe destacar, que entre las causas de la vocalización están un aprendizaje deficiente de la lectura y el hábito de leer palabra por palabra en vez de pensar en el significado de las frases.
Es evidente que al pronunciar las palabras cuando se lee resta velocidad y comprensión, por lo tanto a continuación se muestran algunas estrategias para su corrección.
Es cuando el lector repite mentalmente cada palabra que lee. Esto puede deberse al miedo a perder el hilo del discurso por el olvido de las palabras leídas. O por el deseo de aprender de memoria cada palabra en forma textual.
La sub vocalización es un hábito difícil de detectar y de corregir. Pero, todo está en proponérselo formalmente. Se aconseja eliminar la sub vocalización al mismo tiempo que la reducción de las fijaciones visuales. Para ello, a continuación se muestran dos técnicas, de las cuales se puede elegir la que más convenga.
En este caso los ojos del que lee regresan hacia fragmentos del texto ya leído. Es de hacer notar, que muchas veces los regresos son necesarios, pero cuando se vuelven recurrentes y constantes se convierten en una deficiencia.
En resumen, al mejorar la velocidad lectora se podrá ahorrar tiempo, ya que se puede leer mayor cantidad de textos en menor tiempo. Además, al estudiante la lectura rápida le permite revisar numerosos materiales para obtener la información necesaria y realizar sus tareas en forma eficiente.
Un estudiante universitario debe, como mínimo, lograr mejorar la velocidad lectora hasta unos 350 ppm con el 90% de comprensión si quiere tener éxito en sus estudios. Por otra parte, la mayoría de las deficiencias que disminuyen la comprensión y velocidad lectora se deben a malos hábitos adquiridos en la infancia y por un ambiente de estudio inadecuado.
Para finalizar, es bueno hacer énfasis en que la mayoría de estas deficiencias son viejos hábitos y para ser desarraigados requieren de fuerza de voluntad y constancia. Pon en práctica estos consejos y aprende a mejorar la velocidad lectora.